Pese al merecido y renovado reconocimiento internacional que en 1975 había obtenido Akira Kurosawa al ganar un Óscar por su film Dersu Uzala, el realizador nipón se encontró con problemas para financiar su siguiente film, y no fue hasta transcurridos cinco años cuando gracias al apoyo económico de Goorges Lucas y Francis Ford Coppola, Kurosawa pudo emprender su siguiente proyecto Kagemusha (1980), traducida en nuestro país como Kagemusha, la sombra del guerrero.
Kagemusha: The Criterion Collection / Blu-ray
Widescreen 1.85:1 Color / Production Year: 1980 / Region A
Studio: Criterion | Release Date: 8/18/2009
Video: Video codec: MPEG-4 AVC | Video resolution: 1080p | Aspect ratio: 1.85:1
Audio: Japanese: DTS-HD Master Audio 4.0
Subtitles: English, None
• Audio commentary by Kurosawa scholar Stephen Prince (The Warrior’s Camera: The Cinema of Akira Kurosawa)
• A 40-minute documentary on the making of Kagemusha, part of the Toho Masterworks series Akira Kurosawa: It Is Wonderful to Create (41:01 in HD!)
• Helping a Master: Coppola, Lucas, and Kagemusha, new video interviews with executive producers Francis Ford Coppola and George Lucas (19:21 in HD!)
• Image: Kurosawa’s Continuity, a new video piece that reconstructs Kagemusha through Kurosawa’s paintings and sketches (43:44 in HD!)
• 36-page booklet featuring new essays by scholars Darrell Davis and Peter Grilli
La historia del film narra un hecho histórico acaecido en el Japón del siglo XVI, en el que diversos clanes rivales trataban de hacerse con el control de la ciudad de Kyoto, capital por aquel entonces, para así obtener el dominio sobre el país entero. Uno de estos clanes es el gobernado por Shingen Takeda, un general duro y sediento de poder, pero al mismo tiempo noble y muy sabio, a quienes sus súbditos apodan "la montaña", por su poderosa actitud y presencia y por su estrategia en la batalla de permanecer inmóvil hasta que se consigue el objetivo marcado. El general Takeda es abatido por un tirador enemigo, pero antes de morir manifiesta a sus hombres su voluntad de que permanezca en secreto su muerte durante al menos tres años, en los que un doble deberá ocupar su lugar, engañando así a los enemigos e incluso a sus propios familiares y soldados. El doble, un ladrón de poca monta descubierto y protegido por el hermano de Takeda, Nobukaru, se va adaptando poco a poco a su papel, pero al cabo de un tiempo comete el error de intentar montar el caballo del antiguo general, quien le tira al suelo y pone al descubierto ante todos la farsa. El doble es expulsado del castillo, y el ambicioso hijo de Takeda toma el control de las tropas, ordenando contra los deseos de su padre un ataque al enemigo que acaba en la sangrienta aniquilación y hundimiento del clan Takeda.
La película, una de las mejores muestras de cine épico de todos los tiempos, explora con detenimiento diversos temas. En primer lugar, y como aspecto central, se halla el tema del doble, encarnado en la figura del ladrón que suplanta la personalidad del general, y que llega a engañar hasta a sus seres más queridos pero que no consigue convencer al instinto de su caballo, quien le descubre finalmente. Este tema, el de la suplantación de la personalidad, está directamente ligado al de la representación, al de las falsas apariencias, y se constituye como un vehículo de reflexión sobre el teatro, disciplina artística en la que Kurosawa estaba ampliamente versado y que en este film hace presencia, no sólo de manera indirecta a través del tema del doble, sino también explícitamente en la representación de una obra de teatro Nôh en una de las escenas (1).
Otra de las cuestiones abordadas en el film es la crítica hacia el ansia de poder político, representada en la figura del hijo de Takeda, Katsuyori, un joven impulsivo que desea obtener el control y el poder a toda costa, y que por ello acaba siendo derrotado y lleva a la aniquilación a todo su ejército. Katsuyori hace caso omiso de las enseñanzas de su padre, y decide atacar al enemigo utilizando de manera equivocada las tácticas aprehendidas del general: el ataque del ejército de Takeda se realiza por fases, es un espectacular movimiento coreográfico de tropas en en el que en primer lugar avanzan los hombres rápidos a caballo (color azul de sus estandartes, "rápido como el viento"), en segundo lugar lo hacen los hombres a pie equipados con lanzas (color verde de los estandartes "silencioso como el inmenso bosque", inevitable conexión con Trono de sangre, 1957) y en tercero los jinetes que atacan con furia (estandartes rojos "terrible como el fuego"). He aqui de nuevo la presencia de la naturaleza como elemento protagonista en los films de Kurosawa, una presencia que adopta un halo de espiritualidad evidente, en el viento que azota los estandartes, en la niebla que cubre el lago en el entierro de Takeda, en el espectacular arco-iris a través del cual el espíritu del general se manifiesta para intentar salvar a sus hombres... Pero Katsuyori hace caso omiso a su espectral padre, y comete el error de saltarse su enseñanza más importante: la clave del éxito obtenido en las batallas se hallaba en actuar de manera racional, por lo que el general permanecía atento e inmóvil como una montaña, esperando el momento oportuno para el ataque. Katsuyori se olvida de ello, y de ahí que el engranaje estratégico de Takeda se desmorone y acabe en la más sangrienta de las derrotas. Este final, secuencia que es un verdadero prodigio cinematográfico, es lo más bello de todo el film. Tras ser abatidos por el enemigo, masacre de la cual sólo vemos el resultado, mostrándose en off la caída de los hombres y sus monturas bajos los disparos, los caballos y hombres de Takeda agonizan o se amontonan muertos en el campo de batalla, las imágenes de dolor y muerte se suceden ralentizadas configurando un espectáculo dantesco pero de una belleza estética superlativa. El que fuera el doble del general, ya desterrado, asiste impotente a la derrota de su ejército, y en un arranque de valentía y rabia, se lanza hacia el enemigo portando en sus manos una lanza. Un hombre solo frente a la implacable fuerza del ejército contrario, quien le dispara y le hace retroceder en su caída mortal hacia las orillas del lago donde fue enterrado el general ShinguenTakeda. El film concluye con la muerte del doble (Kagemusha, la sombra del guerrero), es decir, la caída del último vestigio del general, el hundimiento de todo su poder, cuyo cuerpo, igual al de aquel, flota definitivamente en las aguas del lago junto al estandarte ya hundido de Takeda.
Existe en Kagemusha un profundo estudio del alma humana ejemplificado en los rasgos psicológicos distintivos de los personajes del film. Estos no son personajes muy profundos, no tienen ninguna complejidad psicológica, sino que más bien son definidos con pocas características que sumadas en conjunto sí dan una visión de la complejidad de los sentimientos humanos: prudencia, racionalidad y dureza en Takeda, lealtad e inteligencia en Nobukaru, irracionalidad y ansia de poder en Katsuyori, ternura, valentía e inocencia en Kagemusha, nobleza y dignidad en los jefes de los clanes rivales, admiración, orgullo y fidelidad en los soldados...
Kagesmusha es un film sencillo que enamora por la claridad de su mensaje y sobretodo por la belleza de sus imágenes. El extraordinario cuidado que Kurosawa ponía en la puesta en escena, el pictorialismo que inunda todos y cada uno de sus encuadres, encuentra sus referentes más claros en este caso en la pintura tradicional japonesa y en los grandes frescos renacentistas de las batallas de Paolo Uccello, a cuyo amontonamiento de lanzas y jinetes recuerdan el avance y la lucha de los ejércitos en este film. Al igual que en Ran (1985), la paleta cromática de Kagemusha se asienta en el juego entre los tonos rojizos, los verdes, los azules y los amarillos, un juego que da sus ejemplos más brillantes en la secuencia onírica de la pesadilla de Kagemusha –que recuerda en sus fondos pintados las visiones imaginarias de Dodeska'den o el tratamiento pictórico de Los sueños... – y sobretodo en las secuencias en el campo de batalla, en muchos casos bajo un espectacular sol crepuscular o tintadas con las tonalidades azuladas de la noche (no hay que olvidar que Inoshiro Honda fue ayudante de dirección y asesor visual del film). De entre ellas, quizás la más bella muestra sea la masacre final ya mencionada, en la que un día radiante de cielo azul y praderas verdes, complementado con el colorido de los ejércitos, acabará sin embargo por ser violentamente dominado por el rojo de la sangre de los cuerpos de los derrotados.
Quizás lo que más haya que lamentar de todo el film sea la música, demasiado occidentalizada y poco acorde con la estética de las imágenes que se observan en el film. Pero por lo demás, Kagemusha es, como se ha dicho, una excelente muestra de cine épico, una lección de puesta en escena visual y sonora que bien mereció la Palma de Oro obtenida en Cannes en 1980.
(1) El tetaro Nôh, junto con el kabuki, son los dos estilos clásicos del teatro japonés. Se diferencian en que el primero, de tradición más antigua (desde el s. XV) representaba historias religiosas y mitológicas, acompañando la representación con música, cantos y baile. Los actores iban vestidos de manera muy elaborada y sofisticada. El kabuki, en cambio, tomaba sus temas de las leyendas populares, y en él la interpretación de los actores era más refinada. Además, todos los papeles los interpretaban exclusivamente hombres.
ENLACES:
http://www.dvdbeaver.com/
http://www.blu-ray.com/
http://www.miradas.net/
http://www.cinematismo.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario